El despido improcedente se produce por una serie de causas determinadas. En la mayoría de los casos, los despidos se realizan con la conformidad del trabajador y la empresa. Sin embargo en algunos casos eso no ocurre, y se produce un despido sin ningún tipo de base causal.
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¿Qué es el despido improcedente?
Entendemos este despido como aquel que no cumple las formalidades de la Ley o que no tiene causa legal que justifique la decisión de la empresa.
En caso de ser despedido de forma improcedente, el trabajador podrá impugnar el despido sin que la empresa pueda contravenir esta decisión. Sin embargo, un buen asesoramiento en esta materia por parte de la empresa, hace que los pasos sean más seguros y eviten irregularidades.
La improcedencia del despido puede ser declarada por el juez por varios motivos:
- Cuando la empresa no haya cumplido con los formalismos legales. El despido disciplinario debe comunicarse mediante una carta por escrito al trabajador exponiendo de forma clara y suficiente los hechos que lo motivan y la fecha en que el despido tendrá efectos, sin perjuicio de otros requisitos formales que el convenio colectivo aplicable pueda exigir.
- Cuando no ha quedado justificada la causa que motivó el despido. Puede que las razones que invoca la empresa para el despido no hayan podido probarse.
Consecuencias para el trabajador y la empresa
Si el juez determina que el despido no procede, es decir, es improcedente, se dan una serie de consecuencias. La empresa podrá optar en el plazo de cinco días desde la notificación de la sentencia:
– Readmitir al trabajador en su puesto de trabajo con el pago de los salarios de tramitación
– O bien abonar la indemnización correspondiente por despido improcedente.
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